"No pinto el ser, pinto el pasar", dice Montaigne (Ensayos, III, 2), tal vez recordando a Heráclito. Todo está de paso por este lugar: lo mostrado, quien lo muestra, quien lo ve. Al fondo, la montaña Huangshan, en el corazón de China, por donde anduve deambulando hace unos años. Y conste que, si el título de este cuaderno está en francés, es solo porque en español ya estaba ocupado. En realidad, esa imagen, la montaña vacía, es un lugar común del taoísmo. ¿Y no son estos cuadernos, al fin y al cabo, un lugar común por donde todos transitamos? Lugares comunes, lugares ocupados, lugares vacíos.

martes, 11 de abril de 2023

Antología de relatos de Joanna Jarecka-Gomez

Se ha publicado una antología de la escritora polaca Joanna Jarecka-Gomez. La selección consta de diecisiete relatos, de los cuales doce habían sido publicados en traducciones del polaco al francés y cinco habían sido escritos directamente en español por la autora. Además de colaborar en la selección del volumen, he traducido los textos a partir del francés, corregido los originales en castellano y escrito un prólogo que trata de ofrecer una imagen cabal y sugerente del amplio mundo narrativo reflejado en estas páginas. Es el libro una muestra representativa, aunque sin duda insuficiente, del multiforme quehacer literario de Joanna Jarecka-Gomez.


Transcribo el último párrafo del prólogo:

Existe en Japón un arte o una técnica (ars τέχνη para nuestros antiguos) que se denomina, en sus diversas variantes, kintsugigintsugi urushi-tsugi. Consiste en reparar una pieza rota de porcelana o cerámica de modo tal que las líneas de fractura y las melladuras queden, no disimuladas, sino deliberadamente realzadas mediante la utilización de una laca —natural, o mezclada con oro o plata— que las hace notorias, subrayándolas incluso como elemento artístico. La idea subyacente a esta forma de artesanía, que conecta con aspectos muy arraigados del pensamiento japonés, es que la rotura de un objeto y su posterior recomposición forman parte de su historia y, al hacerse visibles, lo dotan de mayor belleza y de un valor superior, por cuanto belleza y valor se acrecientan con sus sucesivas transformaciones. Creo que los relatos de Joanna Jarecka-Gomez funcionan de manera similar: reconstruyen como objeto literario mundos agrietados, vidas resquebrajadas, y al exponer, incluso resaltar, sus fisuras —hendiduras que fueron algún día factores de fragilidad, íntimas desagregaciones que los volvían vulnerables, estructuras de su materia que al azar fragmentó el impacto, cicatrices que hablan de las pugnas de la vida—, revelan todo su valor humano.

En el diario El Nacional de Paraguay se ha publicado recientemente una entrevista a la autora.

El libro puede adquirirse en Amazon.es.