Marià Manent (1898-1988) será el primero de los traductores de poesía clásica china, sinólogos o profanos, poetas o estudiosos, de diversas nacionalidades, que por la calidad de su trabajo hallarán un lugar en este cuaderno. Manent, delicado poeta y excelente traductor de poesía en inglés, hizo de la traducción una búsqueda estética de valor equiparable al de la escritura de creación. Su sensibilidad literaria, su amplia cultura en varias lenguas, su profundo sentimiento de la naturaleza, lo predispusieron a interesarse por la poesía clásica china y a resonar en ella para desplegar su talento.
La poesía china flotaba ya en el ambiente literario catalán cuando el joven poeta acomete esa labor. Así, en la “Nota preliminar” a su primera antología, L’aire daurat: interpretacions de poesía xinesa (1927), alude Manent a tres precedentes: las traducciones de Apel·les Mestres, de cariz modernista, que se habían publicado en el volumen Poesia xinesa (1925); unas muestras de Josep Maria López-Picó; y otros intentos contemporáneos de Josep Carner, quien habría de recopilar poco después sus versiones bajo el título de Lluna i llanterna (1935). A partir de ese momento, la poesía china mantendrá su poder de atracción para Manent desde diversos ángulos, como muestran algunos apuntes de su Diario disperso (1995) correspondientes a los años 30; mucho después, Manent publicará una segunda antología, Com un núvol lleuger. Més interpretacions de lírica xinesa (1967); y todavía, al final de su vida, retornará a ese territorio para escribir, con ayuda de la sinóloga Dolors Folch, una antología del gran poeta clásico Wang Wei, Vell país natal (1985). Por aquellos años, contribuyen también a esa tradición Francesc Parcerisas y Joan Ferraté.
Las versiones de Manent, hechas indirectamente a partir de traducciones francesas, inglesas y alemanas, tienen un fuerte sesgo personal y, según su autor declara, tratan de respetar “más que la fidelidad literal, el espíritu y el tono de cada poema”. No en vano las llama "interpretaciones". Son poemas por derecho propio, que alcanzan una natural transparencia, pese a la imposición de la rima; se da en ellas un delicado equilibrio entre la musicalidad (casi siempre la del alejandrino) y la tensión interna que conjura en todo momento cualquier riesgo retórico. Sin más preliminar, transcribo aquí dos versiones chinas de Manent, espigadas en las dos antologías mencionadas.
CERCANT UN ERMITÀ TAOÏSTA A LA MUNTANYA DE TAI-TIEN
[Li Bai]
Prou es senten lladrucs allà on l'aigua murmura.
Ha plogut. Són més fosques les flors del presseguer.
Al cor del bosc una daina s'atura,
però els aires no em duen cap tritlleig matiner.
Ara es gronxen bambús en la boirina blava;
veig cascades que lluen, entre boscos, endins.
Ai! Prou cerco l'amic: quina ruta triava?
I, tot trist, em recolzo a la soca dels pins.
NIT EN UNA CASA, VORA EL RIU
Prou es senten lladrucs allà on l'aigua murmura.
Ha plogut. Són més fosques les flors del presseguer.
Al cor del bosc una daina s'atura,
però els aires no em duen cap tritlleig matiner.
Ara es gronxen bambús en la boirina blava;
veig cascades que lluen, entre boscos, endins.
Ai! Prou cerco l'amic: quina ruta triava?
I, tot trist, em recolzo a la soca dels pins.
NIT EN UNA CASA, VORA EL RIU
[Du Fu]
La claror del capvespre, baixant de la muntanya,
ja ha arribat a la casa, vora el riu. Cel enllà,
els núvols lleus ara han plantat les tendes.
Rebolcant-se, la lluna les ones fa brillar.
Ha deixat un silenci el vol llarg de les grues,
i els llops, contents, undolen. Però la son fugí
dels homes, temorencs en aquest temps de guerra:
els estels ells no poden fer mudar de camí.
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